lunes, 24 de julio de 2017

Personas.

A lo largo de nuestra vida nos encontraremos con miles de personas. Unas quizás solo las veamos una vez, o puede que solo nos crucemos en la calle con alguien que no volverás a ver en una ciudad que no volverás a pisar.
También te encontraras con personas que solo están de paso. A veces marcan más, a veces pasan desapercibidos. Pero, al final, han formado parte de tu vida. 
Y por último, tenemos a las personas que llegan para quedarse, y tú lo quieres así. Personas que llegan y sientes que te hacen crecer, que maduras poco a poco cuando estás con ellas, y que ellas maduran cuando están contigo. Personas con las que puedes terminar llorando de la risa, pero intentan sacarte una sonrisa cuando estás llorando, y de verdad que lo consiguen. Y hoy, amores, vengo a hablaros de una de esas personas.
Apareció en mi vida de una forma normal, nos conocimos en clase. Al principio puede que ni tan siquiera nos fijáramos el uno en el otro. Yo personalmente, estaba en una relación, la cual me estaba destruyendo tanto por dentro como por fuera, y no iba buscando ni tan siquiera nuevas amistades. Pero, al final, terminas compartiendo muchas horas al día con las personas con las que vas a clase, algunos días hasta doce horas juntos, y al final terminas hablando. No recuerdo exactamente como, pero un día terminamos volviendo a casa solos, y hablando de cosas sin sentido le terminé contando toda mi historia. Por lo que había pasado, lo que estaba viviendo, terminé llorando sin saber por qué narices le había contado todo a una persona que ni tan siquiera conocía. Él no respondió, solo me dio un abrazo. Me sentí tan protegida ahí que supe que él era alguien que tenía que quedarse en mi vida, a mi lado, no sabía exactamente la forma, pero se tenía que quedar. 
Al poco tiempo, la que entonces era mi pareja y yo, terminamos. La relación llevaba tiempo muerta y yo solo sufría, y decidimos acabar ahí. Y él fue la primera persona en saberlo. No se por qué, pero tenía la necesidad de que él lo supiera. Recuerdo que era sábado, y él no dejó de hablarme a cada rato a ver como me sentía, incluso cuando llegó a casa, después de una noche de fiesta, me hablo para desearme buenas noches, aunque para mi ya eran buenos días. De repente sentí la tremenda necesidad de abrazarlo, y de que me abrazara. De que me protegiera de todo lo que me venía encima, y así lo hizo. El domingo estuvimos hablando todo el día, no recuerdo de qué, de cosas sin sentido posiblemente, pero ninguno de los dos quería acabar esa conversación. Esa misma tarde, prometimos que al día siguiente haríamos algo, y al día siguiente cumplimos nuestra palabra. Y así fue como comenzó nuestra historia, y os juro que fue el beso más bonito que nunca me habían dado.


Y si, hay salvación después de una relación tóxica. Y si, se puede levantar cabeza después de estar hecha mierda. Y si, puedes hacer todo lo que te propongas, puedes rehacer tu vida, sola o acompañada, eso lo eliges tú. Pero yo creo que hay momentos que se viven mejor si los compartes con alguien. Y yo, por suerte, tengo a alguien muy especial a mi lado. 

4 comentarios:

  1. Mis felicitaciones pues no hay mal que por bien no venga y de hecho ya estas viendo los resultados,espero que seáis muy felices y disfrutéis mucho de la vida juntos :)

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    1. Me alegro mucho, has encontrado a una persona distinta y especial en tu vida. Eso es... ¡Amor!

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